lunes, 26 de abril de 2010

¡HÉROES QUE NOS DAN PATRIA Y LIBERTAD!

En la entrada del mes de abril, relativa a los temas del bicentenario de nuestra independencia, me pareció muy conveniente hablar de nuestros héroes...



y... ¿Qué es un héroe? Según el diccionario de la real academia Española que a la letra dice. “Persona ilustre o famosa por sus hazañas o virtudes. Persona que lleva a cabo una acción heroica”. Yo debería incluir… que antepone sus intereses o incluso su propia vida en aras de los valores morales, sentimentales o sociales que considera en pro de lo justicia.

En este año especial para México, pululan los homenajes para lo personajes que según registros históricos, algunos verídicos otros no tanto, fueron quienes contribuyeron a que nuestra nación fuera constituida como tal, así como conseguir los beneficios de lo que hoy en día gozamos… ¡¿?!

No dudo de las proezas escritas en los libros de texto gratuitos, ni tampoco en las placas colocadas debajo de las estatuas, o en los bustos colocados en parques públicos de nuestros personajes ilustres. Dudo de la manipulación de la historia según intereses de propios y extraños.

Pero no es a esos héroes de monografía a los que me referiré en este ocasión, y antes de entrar directamente en materia me hago un sola pregunta ¿acaso ya no estamos en época de héroes? ¿Se necesitan levantamientos armados, luchas contra invasores o reuniones insurrectas para que en nuestro país surjan héroes de verdad?

¿Que hay de los héroes urbanos? esos que son como cualquiera de nosotros, que podríamos ser cualquiera de nosotros, que viajan en el metro ó andan circulando por la calles en sus automóviles, que tienen como cualquiera, trabajo, esposa e hijos y no tenían planes ocultos de hazañas extraordinarias, hasta que la vida los pone a prueba en el lugar y en el momento exacto.

¿Estos héroes son de menor importancia por no tener (diría aún) calles con sus nombres?

En el marco de la celebración de nuestra Independencia, es deber nacionalista y hasta moral honrarlos, poner en un sitio de nuestra historia y de nuestras memorias sus nombres y no olvidarlos jamás, los personajes que a continuación enlistaré son solo algunos de los muchos mexicanos dignos de mención honorifica, héroes vueltos como tales gracias a acciones en su mayoría espontaneas que prueban su valor y determinación.

¿Como actuaríamos cada uno de nosotros en una situación extrema? No lo sé, lo único que sé en este momento, es como actuaron ellos…


UN PAPÁ JUSTICIERO

La vida de Eduardo Gallo era una vida plena, prospera, con un matrimonio feliz y dos hijos a los que adoraba, hasta que su vida cambio drásticamente la madrugada del 9 de Mayo del año 2000 con una llamada donde le avisaban que su hija Paola había sido secuestrada. Ahí comenzó su pesadilla…

Después de arduas negociaciones con los secuestradores y de pagar el rescate convenido, el cuerpo de Paola fue encontrado sin vida, y poco después, en el lugar donde fue asesinada, los cadáveres de tres de los secuestradores. Luego de los hallazgos se detuvieron a cuatro personas, tres mujeres (esposas de los muertos) y el chofer de la banda. Después de eso la procuraduría de Morelos declaro caso cerrado.

Gallo no se conformó, y protestó de inmediato, no le salían las cuentas. Según las pesquisas de la propia lógica, tenía que haber más gente involucrada, incluso se determino que ninguno de los fallecidos había sido el que jalo el gatillo en contra de Paola. El fiscal replicó 'No, usted no es un policía, es un papá'

Pero la policía no contaba con el coraje, el dolor y la determinación de “un papá”. Dejó todo, comenzando por su trabajo para convertirse en detective privado de tiempo completo, obtuvo permiso de armas, y contrató dos guardaespaldas, estudió todos los documentos del caso y realizó exhaustivas entrevistas, casa por casa del poblado donde Paola había sido secuestrada, descubriendo así la forma de operar de la banda, que había cometido ya un enorme número de delitos, a los cuales en algunos casos, habían sido detenidos y puestos en libertad.

Después de casi un año de arduas investigaciones Gallo se había enterado que un personaje apodado Apache Dos era el había apretado el gatillo de la pistola que mató a su hija. Le siguió la pista hasta un edificio de departamentos a las afueras de la Ciudad. Gallo y sus guardaespaldas vigilaron el edificio durante una semana, y con la colaboración del nuevo Procurador, capturaron al asesino cuando salía del portal.

"Llevaba meses imaginando cómo iba a matar al asesino de mi hija cuando le tuviera cara a cara. Pero cuando llegó el momento comprendí que matarle no iba a cambiar lo que había ocurrido once meses antes, que lo único que conseguiría sería convertirme en un criminal peor que él" dijo durante una entrevista.

Esa clase de decisiones hace la diferencia entre un criminal y un héroe.



FRANCISCO Y SU CAMIONETA

Herrero de profesión, Francisco López Villaescusa, quien trabaja en un taller de laminado, el 5 de Junio del 2009, recibió una llamada donde su padre le decía que la guardería cercana a la gasolinera se estaba incendiando.

En cuanto llegó al lugar, y al ver a los rescatistas en su lucha desesperada y poco productiva por romper con picos los muros de la guardería, con su camioneta Silverado abrió tres boquetes en las paredes de la guardería ABC, haciendo impactos con la caja acelerando de reversa, Francisco hizo suficientes huecos para que los rescatistas entraran y rescataran a casi 100 bebes, sin importarle arriesgar su físico, mucho menos la carrocería de la unidad y incluso la pérdida total del vehículo.

Los impactos provocaron una desviación en su columna e inflamación muscular, lesiones que para él fueron lo menos relevante ya que su intervención fue fundamental, pues de lo contrario, las víctimas mortales hubieran sido más de las 49 que se contabilizaron.

Si un trabajador modesto y honrado como Francisco López pudo hacer la diferencia, ¿Qué nos hace pensar que nosotros no podemos conseguirlo también?



UNA MADRE CONTRA LA MAFIA

Paralela a la historia de Eduardo Gallo está la de Maestra, Isabel Miranda quien después del secuestro en julio del 2005 de su hijo, el joven empresario Alberto Wallas, dejó las aulas para que con la ayuda de sus dos hermanos comenzara una lucha aguerrida en contra del crimen organizado, en búsqueda del paradero de su hijo.

Al día siguiente del secuestro de Alberto, su madre se dedico a buscar la camioneta que él traía, los primeros resultados de las investigaciones fueron después de que localizo el vehículo y un señor le dijo que de esa camioneta habían sacado a un joven a golpes y jalones indicándole la casa a donde había de ser sometido el muchacho. Era lógico que su hijo ya no estaba en ese lugar, pero eso no detuvo a la señora Miranda, quien mediante servicios telefónicos, inmobiliarias, registros de propiedad etc. Indagó que César Freyre, un policía judicial, podría ser el cabecilla de los plagiarios.

Sus investigaciones continuaron, y supo de una mesera que era amante del presunto criminal, conservó la calma y paciencia necesaria para hacerse cliente de la mujer hasta que averiguó de sus planes para salir del país con el tal César y seguirla. Fue así como lo atraparon y gracias a un tatuaje en el brazo con la cara de su madre, al que la señora Miranda misma quito la camisa, fue que pudieron identificar al presunto criminal.

Después de eso, Freyre únicamente fue arraigado por falta de pruebas definitivas. Por lo cual, Isabel mandó poner una fotografía panorámica, exhibiendo el rostro del presunto secuestrador y un teléfono para denunciarlo en tres de las avenidas principales. Gracias a esos anuncios, se presentaron dos denuncias de gente que fue secuestrada.

Pese a numerosas amenazas de muerte, las indagatorias de la señora Miranda continuaron y días después condujeron a la captura de otro presunto miembro de la banda. Pero otro hermano (integrante de la banda) logró escapar.

La madre de Alberto mediante otro espectacular, ofrece una recompensa de 25.000 dólares por la captura de los plagiarios de su hijo y su batalla parecería no tener fin. Y no lo tendrá hasta que aparezca su hijo, y aunque ha perdido la esperanza de encontrarlo con vida, lo que menos merece una mujer de este calibre, es tener el consuelo de tener una tumba donde llorarle al hijo por el que tanto ha luchado, ¿no creen?



ÉL HEROE DEL METRO BALDERAS

Ó debería de decir, los héroes. Ya que fueron dos hombres los que entregaron su vida, la tarde del 18 de septiembre del 2009.

Era la hora pico en el metro de la ciudad de México cuando se registró una balacera dentro de la estación Balderas de la línea tres, en dirección de Indios Verdes.

Un policía de nombre Víctor Manuel Miranda Martínez se había acercado al agresor para pedirle que dejara de pintar en la pared del andén. El hombre, armado contestó con un disparo, minutos después y tras haberle propinado tres disparos al policía. Un civil trato de desarmar al agresor.

A pesar de haber recibido varios impactos de bala, el ciudadano, Esteban Cervantes Barrera, de 58 años, con una determinación insólita, continúo forcejeando con el agresor durante varios segundos. Finalmente solo un tiro en la cabeza que terminó con su vida, pudo coartar su valor para siempre.

¿De que tipo de material esta hecho un hombre que no pensó en su vida, sino solo en detener a un psicópata que disparaba sin sentido a tantos inocentes? Tal vez no lo sabré jamás, pero me quedaré con la descripción que su propio hijo hizo “Era una persona honrada y cabal que nunca permitiría una injusticia así fuera dando la vida”.

Me viene a la mente una frase del Talmud, que reza... "Kol hamekayem nefesh ahat, keilu mekayem Olam male", que en español dice... "Quien salva una vida, salva el mundo entero"



El siguiente relato, obtenido de un extracto de la pagina de "milenio", podría parecer demasiado extenso, pero no lo es para describir la historia no de uno, sino de un grupo de héroes que hasta la fecha siguen salvando vidas a costa de la suya propia y sin pedir compensación alguna.

LOS TOPOS

Hace 25 años, luego del terremoto de 1985 en la Ciudad de México, nació el grupo de rescate conocido como "Los Topos", que con el tiempo adquirió reconocimiento mundial. Héctor Méndez "El Chino", uno de sus líderes históricos, cuenta la historia del movimiento y confía que la clave es no tener miedo, pues por ahí se cuelan las enfermedades y el fracaso

En cada salida histórica luego de algún desastre que involucra vidas humanas, Los Topos se reúnen en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En enero del 2010, trascendió que diputados priistas les pagaron sus boletos de avión con rumbo a Puerto Príncipe. Como en otras ocasiones a la cita llegan recomendados que no pertenecen al grupo, en busca de alguna experiencia trascendental. A los neófitos se les informa lo siguiente:

1. No hay pago alguno. Se trata de un trabajo humanitario.
2. No sabemos si vamos a regresar vivos, así que debemos renunciar a la vida.
3. No sabemos dónde vamos a dormir; no sabemos siquiera si vamos a dormir.
4. No hay hotel, no hay privilegio alguno, no vamos de turistas.
5. No se paga cuota de nada, nadie vive de esto. Vamos a rescatar gente viva o a sacar muertos de los escombros. Y a regresa como llegamos.

Tras conocer las condiciones algunos la aceptan pero otros se regresa por el lugar que llegaron. Pocos se internan en esa ruta donde se pondrá a prueba su valentía, sus valores, y en la que tendrán que renunciar a todo para lograr el objetivo final de ayudar al prójimo sin otra recompensa que no sea la de deber cumplido.

El edificio Nuevo León
“La mañana del 19 de septiembre de 1985 estaba a punto de irme a correr al cerro cuando escuché la noticia del terremoto. En ese tiempo vivía en Ecatepec, Estado de México y recuerdo que dije a mi mujer: ´¿sabes qué? me voy; ahí tienes dinero, por allá hay algunas joyas, luego nos vemos… no se cuándo regrese”, apunta el Chino sobre el origen del famoso grupo de rescate.
“Al llegar a Nonoalco y Guerrero topé con un convoy del Ejército en busca del edificio Chihuahua y me ofrecí a llevarlos. Llegando a Reforma, corrí al edificio Nuevo León”.

Sin embargo no bastaban las ganas de comenzar a trabajar pues en medio de la confusión, el Ejército y encargados de Protección Civil impedían en un inicio que cualquiera se sumara a las labores de rescate. “Me metí en un agujero por donde miraba una pared con manchas de sangre y estaba pensando cómo hacerle para comenzar a buscar, cuando llegó un militar y apuntándome con su rifle me sacó de ahí. Más adelante otro grupo intentaba sacar a una persona de un elevador y al llegar a su auxilio, también me corrieron”. La intención del ejército era evitar la rapiña, sin saber que los rescatistas voluntarios, sólo deseaban apoyar.

En una situación como la que se vivió en Tlatelolco las oportunidades de ayuda no fueron escasas. Al final unos jóvenes militares condujeron la energía del rescatista en ciernes en el rescate de una señora sepultada por escombros. Entre cuatro lucharon desde las 10 de la mañana hasta las siete de la noche, hora en que la salvación se consumó. “Era una tabasqueña que tenía la cadera del ancho de una mesa. Y salió por un pinche agujerito que no entiendo como le hicimos“, relata el oriundo de la colonia Guerrero. En situaciones así, se mezclan las oraciones al Santo Niño de Atocha con el coraje adquirido y el amor al prójimo. “La montamos en una cobija, yo la iba jalando y un militar la empujaba de las nalgas, no sin algo de pena. La señora tenía fractura expuesta en un brazo y en una pierna. Se agarró de mis pelos y pujando, con gritos de dolor, la sacamos. Afuera ya esperaban una turba de seudo rescatistas que comenzaron a pelearse a la seño... los muy buitres, pero sólo lograban lastimarla por lo tuve qué empujar al menos a un par”, dice emocionado "El Chino" al recordar su primer rescate.
Sentado en un edificio en ruinas, bebiendo café con las manos adoloridas por el esfuerzo, el personaje no sabía que esa labor lo llevaría a recorrer el mundo en los siguientes 20 años.

En aquellas interminables jornadas Méndez conoció a algunos de los que después formarían el grupo de rescate más famoso y quizás el más suicida del mundo. El primero de ellos fue Francisco Villanueva Medina, “El Doctor” (fallecido en el 2004), quien como Director General Médico de Rescate, coordinó a las decenas de voluntarios, bautizó a ese grupo como “Los Topos” y de paso se convirtió en su primer líder. Durante dos semanas, "El Doctor" Villanueva —hijo de un boxeador y de una médico cirujano— y "Los Topos", lograron rescatar a 13 sobrevivientes y más de 150 cadáveres.

Un año después del terremoto el Estado mexicano premio a "El Doctor" con tres reconocimientos a su heroísmo. Del mismo modo el gobierno de Miguel de la Madrid galardonó a Héctor Méndez con los premios al "Heroísmo a la Juventud, Solidaridad Social y Valor Heroico".

Al segundo día de rescates en Tlatelolco se dio otro encuentro afortunado cuando “El Chino” pretendía sacar a una madre embarazada, impedido por un pedazo de concreto sobre el pie de la mujer. Ante el reto al que se enfrentaba “llegó un guey con patas de charro y overol azul que me empezó a hablar tan rápido, que no le entendía. Ese brother sabía mucho de cómo remover escombros grandes. Se llama Juan Vidal ´El Viejo´ con quien hasta la fecha hemos hecho equipo”.

La experiencia de la ciudad de México en 1985, enseñó a "Los Topos" a funcionar en condiciones extremas con los más altos niveles de adrenalina, dopamina, endorfina en su sistema nervioso, lo cual explica que puedan comer y dormir poco o nada. Conforme pasaban los días, la confianza crecía y el adjetivo devino verbo. “Nos metíamos a topear, en casas, edificios... donde nos llamaran para buscar a gente viva o muerta. Juan Vidal sabía demasiado de rescates, era ´Don chingón´. A mi se me daba muy bien hacer un plan de rescate, tener la cabeza fría virtudes aprendidas del doctor Villanueva. Porque el éxito de cualquier rescate es planear”, sentencia Méndez.

En aquellas jornadas se fueron sumando "La Vicky", "La Guajolota", "La Barbie", y otros más que formarían la base del grupo que los últimos 20 años salen a cada conflicto que se presenta.



Estas historias son solo un mínimo ejemplo de mexicanos capaces de cambiar su mundo con sus acciones.

En varios artículos publicados en Internet coinciden al respecto de héroes contemporáneos, especialmente leía uno titulado “Un mundo sin héroes” en el cual mencionan que hoy en día no hay personas capaces de dar vuelta con sus acciones y hazañas desinteresadas los acontecimientos de la historia, ¿Dónde están aquellos que dejaban su vida por una causa que creían justa? Preguntaba el autor, ¿porque no han surgido más hombres como Gandhi, Martin Luther King, William Wallace entre tantos otros del pasado?…

Creo sinceramente que el autor no conoce las hazañas de los personajes anteriormente mencionados, mexicanos con voluntad de acero y alma de guerreros, con corazón bravío que sin pensar en las consecuencias actúa más a voluntad de sus latidos que del propio pensamiento. ¿Acaso vale menos eso que pregonar doctrinas filosóficas, planear mitins, o levantamientos insurrectos? Personalmente no lo creo. Y así como en este caso en México, cada país tiene su historial heroico del cual sentirse orgullosos.

En este caso que me tocaba hablar al respecto del nacionalismo bicentenario, y que no todo es crítica para el lugar donde nací, debo reconocer y hacer un humilde homenaje a mi país, pero sobretodo a mi gente. Porque en México, a pesar de todo, aún hay mucho de que sentirnos orgullosos.

¡Viva México! ¡Vivan los héroes que nos siguen dando Patria!

3 comentarios:

altern°° dijo...

Interesante.. es hora de hacer yo mi labor.. C-:

¿Qué tanto requerimos héroes? no lo sé la verdad, si somos muy poco o demasiado humanistas en masa es algo que ya se verá en la lenta tertulia del tiempo.

Conformismo, Mediocridad, Infravaloración... términos que nos hablan de gris, de irrelevancia y de homogeneidad banal.

Ciertamente no sólo hay gente que "se rifa el físico" no se necesita siempre romperse una clavícula o perder estabilidad y económica para demostrar entereza, más allá de la moral (esa desgraciada que nunca ha sido mi mejor amiga) más allá de la ética, más allá del egoísmo también; algo que tienen en común estas personas es romper el paradigma, el arremangarse y decier "va yo le entro" es una frase casi perdida, casi olvidada.

Desposeo quizás la valentía para atizonar paredes a mano limpia o el cuerpo para entrar en huecos de terracería ínfimos.. pero mi propia autoconsideración heroica es la mente, yo no soy rebelde por capricho o por naturaleza, no soy irreverente porque me lo pidieron o me ofrecieron serlo. Soy diferente porque quiero, porque creo que el verdadero compromiso no está en buscar el título en un periódico, sino en tirar el paradigma, en demoler el arquetipo, en dinamitar el estereotipo y pulverizar lo preconcebido... eso es una mentalidad heroica y por ahí comienzan a forjarse los verdaderos héroes que no?

Strobe Light!
alternBRUNO°°

Anónimo dijo...

De verdad que nosotros mismos podemos ser hacer la diferencia de muchas cosas, el problema es que estamos esperanzados a que los demas sean los heroes por nosotros, y vanagloriamos a gente que se jacta de ser un heroe, cuando no nos ponemos a ver que del otro lado hay gente partiendose el alma y la vida por hacer la diferencia. ¿por que nosotros mismos no hacer un esfuerzo y ser los propios heroes de nuestras vidas?

Anónimo dijo...

Hola hermana por fin aqui comentandote, me gusto mucho tu ultimo articulo que publicaste cada ves me sorprendes mas con ese intelectuo que tienes eres pobre por que quieres pero en fin eres buena en lo que haces jeje tenias que ser mi hermana la mas linda jeje la unica te quiero mucho.