INVICTUS Por William Earnest Henley
En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere,
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias,
no he gemido ni llorado,
ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto ha sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
¿Porque comenzar esta entrada con este poema?
Muy fácil, este poema fue inspirador no solo para el sudafricano Nelson Mandela en sus años de prisión, cuando en los momentos que más se sentía perdido estas palabras fueron quienes lo mantuvieron erguido (como reza el poema) y finalmente le dieron la fuerza suficiente para convertirse en un personaje determinante en la historia de su país. Fue también “INVICTUS” el pretexto para una extraordinaria pieza cinematográfica, que le da nombre.
Debo reconocer que la figura de Nelson Mandela me era indiferente, sabía que había sido presidente de Sudáfrica, y un activista a favor de los derechos interraciales pero hasta ahí, y lo digo no sin sentir vergüenza, no existe justificación al no tener el suficiente interés como para comprender su importancia. Fue recientemente, gracias a la última película de Clint Eastwood, “INVICTUS”, que el actor y ahora cineasta puso en el candelero (y en mentes indiferentes como la mía) a uno de los hombres más admirados y reconocidos de finales del siglo pasado.
Una nueva era en Sudáfrica ha iniciado, se pública en todos los medios la liberación de Nelson Mandela después de casi 30 años en prisión y considerado por algunos como un terrorista. Posteriormente se anuncia su triunfo como el primer presidente negro de esa nación. El final del apartheid está próximo. Así comienza “INVICTUS”…
Mandela se enfrenta con un país dividido al cual gobernar, y gobernar a un país con sus dos partes integrantes, los negros quienes lo llevaron al poder, y los blancos que antes de que él fuera electo mantenían la mayoría en todos los poderes de todos los niveles, es decir, el llamado apartheid (el fenómeno de segregación racial en Sudáfrica) por lo tanto, su mayor reto, aparte de las necesidades indispensables, era lidiar con el odio interracial heredado de siglos. No era un trabajo fácil, pero alguien tenía que hacerlo.
La película nos muestra como Mandela busca y encuentra el pretexto perfecto para unir a su nación. Y no sé fue por el camino fácil debo decir, ya que aprovechando la próxima sede de Sudáfrica en el mundial de rugby, eligió nada menos que a los "Springboks", La Selección de rugby de Sudáfrica. Los Springboks eran en esa época el símbolo de los sudafricanos de raza blanca, el propio presidente comenta que en prisión, todos los internos de raza negra en su mayoría, les iban a cualquiera de sus oponentes únicamente para fastidiar a los custodios, obviamente de raza blanca. A él mismo le tocó defender los colores y casi la total desintegración del equipo, ante la directiva que en unanimidad había votado por esos cambios.
Fueron muchos los intentos de Mandela para conseguir la unión de su pueblo, entre ellos, la contratación de personas de ambas razas tanto en su equipo de trabajo, gabinete, e incluso en su personal de seguridad. Y para darle un toque definitivo optó por apoyar directamente a la selección nacional de rugby, uniendo fuerzas con el capitán del seleccionado sudafricano de rugby Francois Pienaar para utilizar la participación del equipo en el Mundial de Rugby de 1995 como un medio para unir a su pueblo. Es realmente conmovedor poder observar los esfuerzos y logros del presidente Mandela por hacer de su nación una sola.
Personalmente me conmovio la escena donde una policias de raza blanca que escuchan el partido de la final de rugby por radio dentro de una patrulla corren de manera grocera y casi violenta a un niño de raza negra que cerca del automóvil al parecer recogia la basura. Mientras sigue el partido, más tarde se vé al mismo niño junto a los oficiales atentos todos al avance del partido y finalmente a los oficiales celebrando y cargando al niño que trae ya una de las gorras de los oficiales. La unión de razas como Mandela la provoco a través de la emoción deportiva.
Aun no entiendo como una película como INVICTUS fue ignorada por lo miembros de la academia para mejor película, pero en fin, me queda claro que la academia de ciencias cinematográficas, no es palabra de Dios, entonces me tocaba hacer mi propio homenaje a tan hermosa pieza cinematográfica.
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